martes, 5 de junio de 2012





Te smelelul jk´opka´yejtike ma stak´ ya swalpatinbey
sk´opya´yej te yantike, melel junpajal ay sk´oplalul
te jk´opka´yejtik ta jujujtule, jun
pajal ay stoyolul, junpajal ay slumilal.

“La verdad de nuestra palabra y pensamiento no puede darle la espalda
a la verdad de la palabra y pensamiento de las otras y los otros, porque cada cual
tiene su propia importancia, cada cual tiene su propia altura,
cada cual tiene su propia profundidad”
Javier López Sánchez

La interculturalidad asume que la diversidad es una riqueza, de manera que se entiende no sólo como necesaria, sino como algo virtuoso. Es la base que permite la comprensión y el respeto entre los miembros de diferentes culturas.

La interculturalidad propugna por un proceso de conocimiento, reconocimiento, valoración y aprecio de la diversidad cultural, étnica y lingüística que caracteriza a México y que se manifiesta en las distintas formas culturales presentes en el país. Este proceso es un ejercicio epistemológico y ético, pues alude al contacto cultural como el encuentro de la diferencia básica existencial de la que somos parte.

Transformarnos en miembros de una sociedad multicultural implica aprender a reconocer las diversas culturas y a relacionarnos con ellas de una manera más equitativa, justa y respetuosa. Debemos reconocer en la práctica que no podemos existir sin los demás, que las diferencias nos resultan tan importantes como las semejanzas, que somos parte de la misma formación nacional, cuyas lenguas, costumbres y orígenes son expresiones de un todo que nos enriquece como sociedad.

El papel de la educación es central en el establecimiento de condiciones que garanticen la no discriminación, la igualdad de oportunidades y el desarrollo equilibrado de las diversas lenguas y culturas nacionales. En este sentido, el sistema educativo debe contribuir a lograr que los mexicanos nos reconozcamos como diversos y valoremos la importancia y la riqueza que conlleva vivir en un país multicultural.