Te smelelul jk´opka´yejtike ma stak´ ya swalpatinbey
sk´opya´yej te yantike, melel junpajal ay sk´oplalul
te
jk´opka´yejtik ta jujujtule, jun
pajal ay
stoyolul, junpajal ay slumilal.
“La
verdad de nuestra palabra y pensamiento no puede darle la espalda
a la
verdad de la palabra y pensamiento de las otras y los otros, porque cada cual
tiene su
propia importancia, cada cual tiene su propia altura,
cada cual
tiene su propia profundidad”
Javier
López Sánchez
La interculturalidad asume
que la diversidad es una riqueza, de manera que se entiende no sólo como
necesaria, sino como algo virtuoso. Es la base que permite la comprensión y el
respeto entre los miembros de diferentes culturas.
La interculturalidad propugna por un
proceso de conocimiento, reconocimiento, valoración y aprecio de
la diversidad cultural, étnica y lingüística que caracteriza a México y
que se manifiesta en las distintas formas culturales presentes en el país. Este
proceso es un ejercicio epistemológico y ético, pues alude al contacto cultural
como el encuentro de la diferencia básica existencial de la que somos parte.
Transformarnos en miembros de una
sociedad multicultural implica aprender a reconocer las diversas culturas y a
relacionarnos con ellas de una manera más equitativa, justa y respetuosa.
Debemos reconocer en la práctica que no podemos existir sin los demás, que las
diferencias nos resultan tan importantes como las semejanzas, que somos parte de
la misma formación nacional, cuyas lenguas, costumbres y orígenes son
expresiones de un todo que nos enriquece como sociedad.
El papel de
la educación es central en el establecimiento de condiciones que garanticen la
no discriminación, la igualdad de oportunidades y el desarrollo equilibrado de
las diversas lenguas y culturas nacionales. En este sentido, el sistema
educativo debe contribuir a lograr que los mexicanos nos reconozcamos como
diversos y valoremos la importancia y la riqueza que conlleva vivir en un país
multicultural.